Un descubrimiento sorprendente: la Gran Mancha Roja de Júpiter es menos estable y menos longeva de lo que se pensaba. Porque las observaciones astronómicas más antiguas no lo vieron, sino que lo precedieron. También había una brecha entre los dos. Los astrónomos han encontrado un intervalo “de atención” de 118 años. La Gran Mancha Roja actual tiene, por tanto, sólo 193 años. Esto también arroja nueva luz sobre los cambios recientes en la tormenta elíptica: su contracción puede anunciar la disipación de una supertormenta joviana.
La Gran Mancha Roja de Júpiter es el huracán más grande de nuestro sistema solar y la característica más llamativa del gigante gaseoso. Hace 350 años, o eso se pensaba hasta ahora, los astrónomos observaron y describieron esta tormenta ovalada, que debido a una reacción fotoquímica está teñida de rojo. Por lo tanto, se consideró que la Gran Mancha Roja era muy estable y estacionaria, incluso si el huracán joviano se ha vuelto más redondo y más pequeño en los últimos años.
Cassini fue la primera
Pero cuánto tiempo existió la Gran Mancha Roja, cuánto tiempo existió y cómo surgió sigue siendo un misterio hasta el día de hoy. Según los registros astronómicos, Júpiter debió mostrar una llamativa mancha oscura ya en el siglo XVII. Uno de los primeros en describir esta característica de Júpiter, a la que llamó “mancha permanente”, en 1665 fue el astrónomo italiano Giovanni Cassini. En los años siguientes, los investigadores informaron y cartografiaron repetidamente esta gran mancha ovalada.
“Sin embargo, aún no está claro si el óvalo oscuro descrito por Giovanni Cassini entre 1665 y 1713 es en realidad la Gran Mancha Roja”, explicaron Agustín Sánchez Lavega de la Universidad del País Vasco en Bilbao y sus colegas. Por eso ahora han evaluado detalladamente todas las descripciones históricas, dibujos y fotografías y los han comparado en tamaño, forma, espacio y movimientos.
Un vacío “impecable” en los registros
El resultado: en 1713, la “mancha permanente” apareció en la mayoría de las primeras fotografías y descripciones de Júpiter. El tamaño de esta mancha parece disminuir constantemente con el tiempo. Pero desde entonces, la mancha desapareció repentinamente de las observaciones: “Entre 1713 y 1831, no hubo informes ni otros signos de la existencia de la mancha de tormenta, y no durante 118 años”, dijeron Sánchez La Vega y su equipo.
Incluso astrónomos famosos como Charles Messier y William Herschel, que observaron Júpiter durante este tiempo, registraron grupos de tormentas y algunos puntos más pequeños, pero no se registró ningún punto de tormenta en la latitud donde antes había aparecido el punto permanente. “Teniendo en cuenta el diámetro bastante pequeño de la mancha permanente en los dibujos de 1672 a 1692, esta laguna en la observación probablemente se debió al hecho de que la mancha desapareció durante ese período”, escribieron los astrónomos.
La Gran Mancha Roja solo existe desde 1831
No fue hasta 1831 que los dibujos históricos volvieron a mostrar una llamativa tormenta ovalada. Según los dibujos históricos, los límites de esta zona ya estaban claramente delimitados y rodeados por un anillo ovalado oscuro. “La Gran Mancha Roja actual existe desde hace sólo 193 años”, escribieron Sánchez LaVega y su equipo. Esta nueva tormenta ovalada se volvió cada vez más roja en los años siguientes y de 1872 a 1876 también desarrolló una zona de borde brillante, que era más pronunciada en un extremo.
Utilizando simulaciones por computadora, Sánchez LaVega y su equipo reconstruyeron cómo se formó la Gran Mancha Roja. Esto reveló que, a diferencia de Saturno, la fusión de superciclones o anticiclones no es suficiente para formar un tornado del tamaño de la Gran Mancha Roja. En cambio, la fuerte cizalladura del viento entre los grupos de tormentas vecinos de Júpiter probablemente impulsó la formación de la tormenta ovalada gigante.
Esta cizalladura del viento se produce porque los gases al norte de la Gran Mancha Roja corren hacia el oeste a más de 50 metros por segundo, y al sur corren hacia el este a más de 40 metros por segundo. En la región fronteriza, esto crea turbulencias que pueden provocar la formación de células de tormenta ovaladas, alargadas y planas, explica el equipo. Según la nueva simulación, cuando estas células tormentosas se contraen, acelerando su flujo hacia adentro, permanecen lo suficientemente estables como para formar un tornado de larga duración del tamaño y la forma de la Gran Mancha.
¿Se está disipando la gran mancha roja?
Desde 1831, el gigantesco ciclón joviano ha existido de forma permanente, pero no ha permanecido inalterado. En comparación con antes, la gran mancha roja se ha vuelto menos ovalada y notablemente más pequeña. En 1879, su longitud era de 39 mil kilómetros, pero hoy su longitud es de sólo unos 14 mil kilómetros y es casi circular, como explican los astrónomos. ¿Pero qué significa esto para el futuro de la Gran Mancha Roja?
“Desde entonces, la Gran Mancha Roja se ha reducido y su velocidad de rotación ha aumentado”, explican Sánchez-Lavega y sus colegas. “Como resultado, ha ganado consistencia y coherencia y se ha vuelto más redondo”. Esto plantea la cuestión de qué tan pequeño puede llegar a ser un huracán sin disiparse, como su predecesor, la mancha permanente observada por Cassini.
Sánchez Lavega y su equipo ahora quieren utilizar más simulaciones para intentar aclarar si la Gran Mancha Roja podría volver a desaparecer por completo en algún momento. En particular, quieren saber si existe un tamaño mínimo por encima del cual un ciclón tan persistente se vuelve inestable. (Cartas de investigación geofísica, 2024; doi: 10.1029/2024GL108993)
Fuente: Unión Geofísica Americana, Universidad del País Vasco (UPV/EHU)
20 de junio de 2024 – Nadia Podbrigar
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