El estudio encontró que los alimentos altamente procesados constituían un promedio del 22,9% de la dieta de los participantes.
Durante el período de observación de 9,8 años, 15.921 personas desarrollaron cáncer y se produjeron 4.009 muertes relacionadas con el cáncer.
Se descubrió que el alto consumo de alimentos altamente procesados se asociaba con un mayor riesgo de cáncer, especialmente cáncer de ovario.
Cada aumento del 10% en el consumo se asoció con un aumento del 2% en la incidencia de cáncer y un aumento del 19% en la incidencia del cáncer de ovario.
Los participantes con mayor consumo tuvieron una mayor incidencia de cáncer y tumores cerebrales y una menor incidencia de cáncer de cabeza y cuello que aquellos con menor consumo.
Un aumento de diez puntos porcentuales en el consumo de alimentos altamente procesados se asoció con un aumento del seis por ciento en el riesgo de muerte general (cáncer de ovario, 30 por ciento y cáncer de mama, 16 por ciento).
Los autores del estudio confirman que estas relaciones se mantuvieron incluso después de tener en cuenta importantes factores sociales, económicos, comportamentales y nutricionales. El aspecto novedoso de este estudio en comparación con estudios anteriores es que analizó la incidencia y mortalidad de 34 tipos diferentes de cáncer.
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