Cualquier persona que padezca la enfermedad del pie de Sudeck necesita un tratamiento integral. Qué medidas están incluidas y cuáles no son recomendables.
La lesión en el pie hace tiempo que empezó a sanar, pero el dolor no cede o apenas cede: así suele empezar la enfermedad de Sudeck.
La enfermedad de Sudeck es el antiguo término para designar una forma del llamado síndrome de dolor regional complejo, o SDRC para abreviar. Este es un trastorno de dolor crónico que puede desarrollarse después de una lesión, pero los síntomas no pueden explicarse directa y únicamente por esto.
A diferencia de las consecuencias reales de la infección, los síntomas de la enfermedad de Sudeck no aparecen hasta después de un corto período de tiempo. Cómo aparece aún no se ha investigado adecuadamente. Una cosa es segura: normalmente no desaparecen con sólo esperar. Los afectados deben buscar tratamiento temprano para prevenir daños posteriores.
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La enfermedad de Sudeck se manifiesta principalmente por un dolor intenso que empeora con el esfuerzo. En muchos casos surgen quejas adicionales. Entre otras cosas, el pie afectado puede estar hinchado, enrojecido, con fiebre, hipersensible y limitado en fuerza y movimiento. Sin embargo, en algunas personas afectadas se puede observar una coloración pálida y azulada y los pies afectados también sienten frío.
A diferencia de las consecuencias “normales” de una lesión, todos estos síntomas sólo se desarrollan a medida que avanza la curación, a menudo en dos o tres meses. Los síntomas típicos de la enfermedad de Sudeck no pueden explicarse adecuadamente por las consecuencias reales de la infección. Son más fuertes de lo que sugiere el proceso de recuperación y duran más. Además, no sólo se siente en la zona inicialmente afectada, sino que también se extiende a las zonas adyacentes.
La causa de la enfermedad de Sudeck aún no se comprende completamente. Es probable que muchas influencias influyan. Entre otras cosas, parece haber una respuesta inadecuada del cuerpo a la inflamación asociada con la lesión. Como resultado, se producen cambios en los nervios implicados en la percepción del dolor. Estos cambios hacen que los afectados sientan un dolor constante.
Es imposible decir por qué esto les sucede a algunas personas y a otras no. Está claro que las mujeres se ven mucho más afectadas que los hombres. También se ha demostrado que ciertos factores conducen a la enfermedad de Sudeck. Estos incluyen huesos rotos cerca de la articulación, reumatismo u otras afecciones de dolor crónico.
Enfermedad de Sudeck del pie: ¿qué tratamiento ayuda?
El tratamiento temprano es crucial para la enfermedad del pie de Sudeck. Hay varias medidas de tratamiento disponibles. Aún no se ha investigado adecuadamente cuál de estos trabajos y qué tan exitosos son. Actualmente los expertos creen que es necesaria una combinación de diferentes tratamientos para conseguir la mejoría.
Por otro lado, el tratamiento incluye algunos medicamentos, como:
- Medicamentos para el dolor como ketamina y gabapentina.
- Bifosfonatos (medicamentos utilizados para la osteoporosis)
- Glucocorticoides (agentes antiinflamatorios)
Por otro lado, el tratamiento incluye medidas no farmacológicas como fisioterapia, terapia ocupacional y/o psicoterapia. En terapia ocupacional, los pacientes practican patrones de movimiento que no causan dolor.
La fisioterapia consiste principalmente en aumentar la movilidad y la fuerza, por ejemplo mediante determinados ejercicios. Su médico también puede utilizar drenaje linfático para aliviar la hinchazón del pie.
La psicoterapia puede ayudar a reducir el sufrimiento psicológico asociado con el síndrome de dolor y puede provocar un empeoramiento de los síntomas. Por ejemplo, puede ayudar a quienes la padecen a deshacerse de sus miedos y cambiar patrones de comportamiento desfavorables.
Enfermedad de Sudeck del pie: qué tratamiento trae
Si la enfermedad de Sudeck se trata a tiempo, hay muchas posibilidades de que, en muchos casos, los síntomas desaparezcan o incluso desaparezcan. Sin embargo, el tratamiento es largo y requiere mucha paciencia. En muchos casos, la recuperación lleva meses o incluso años.
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