miUn próximo nuevo acuerdo comercial entre la Unión Europea y el bloque Mercosur, que incluye varios países sudamericanos como Argentina, Brasil y Venezuela, dará lugar a más exportaciones de la región forestal del Gran Chaco, lo que provocará aún más deforestación. Espere que la UE tenga reglas más estrictas para controlar la deforestación. El fotógrafo Augustin Markarian visitó la zona y su gente.
Nube y su hermano José, ambos de una tribu indígena, cultivan sandías y papas con su familia en una pequeña finca, para consumo propio y para vender la comida en un pequeño mercado. Para ellos, los árboles son parte integral e indispensable del ecosistema. “Nosotros, Bilaka, nos hemos visto muy afectados por el despeje de tierras. Porque la deforestación provoca sequía. Los árboles mismos juegan un papel importante en el medio ambiente”, dice Nubay, de 53 años, que vive en Gran Saco, cerca del tranquilo pueblo de Las Lomitas.
Su conexión con los árboles es casi espiritual. “Apreciamos mucho el roble. El bosque es nuestra paz”, dice José, quien trabaja en la finca y planta papas para la temporada. Además de dar alimento y sombra, los árboles sostienen un ecosistema de innumerables animales y plantas, cuya piel lucen a la luz del sol y sus cabellos plateados en dos grandes colas.”El bosque local tiene una función que debemos respetar”, dice el texto reconstruido. “Los indígenas creemos que la tierra es nuestro hogar. La tierra es nuestra madre porque producirlo y comerlo.
Limitado por la Cordillera de los Andes al oeste y los ríos Paraná y Paraguay al este, Gran Saco es un área dos veces más grande que California, que limita con Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil. Entre 1998 y 2021, el desmonte de tierras para el cultivo de soja y la ganadería en Argentina llevó a la destrucción de alrededor de siete millones de hectáreas de bosque nativo, casi todo en el Gran Chaco, según muestran datos del gobierno. Un área casi 90 veces más grande que la ciudad de Nueva York. Muchos países tienen regulaciones diseñadas para prevenir la tala ilegal. Argentina también promulgó una ley forestal en 2007. Sin embargo, se dice que la aplicación regional es irregular y las multas son mínimas.
Muchos encuentran sus medios de subsistencia y sus hábitats amenazados por la deforestación. Pero hay otras voces entre los locales. Señalan la importancia de las exportaciones agrícolas para crear y mejorar los empleos en una región donde la mitad de la población vive en la pobreza y en su mayoría vive de la venta de artesanías tradicionales o del trabajo informal en las zonas rurales. “Condenar la deforestación es llevar a la gente a la pobreza”, dice Juan de Hagen, veterinario y administrador de fincas en Las Lomitas, quien cree que las leyes de deforestación de la UE significan que los residentes de Gran Saco no tienen que pagar el precio económico.
Para el hilo, los acuerdos comerciales globales prestan poca atención a personas como ella, a pesar de que las leyes pueden afectar los ritmos naturales y los entornos inmediatos de sus vidas. “Este acuerdo es para la economía y el mundo de los negocios”, dice. “La realidad para nosotros como comunidad indígena es que no somos parte de estos acuerdos. Nunca hemos estado involucrados en las negociaciones y no nos han mostrado interés.
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