A partir de: 25 de septiembre de 2024 a las 19:33
Cuando las estrellas mueren, se libera mucha radiación que, en teoría, podría afectar a los satélites y al tráfico aéreo. Un grupo de estudiantes de la Universidad de Keele quiere saber exactamente cuánta radiación recibimos.
La edad de las estrellas puede oscilar entre varios millones y varios miles de millones de años. Pero en algún momento llegan al final de su ciclo de vida; esto puede ser una gran explosión o la llamada supernova. En una fracción de segundo, se envía al espacio más energía de la que nuestro Sol libera en un millón de años. Si su radiación llegara a la Tierra, en teoría podría ser fatal, pero esto es muy poco probable. Esto probablemente dañaría satélites o sondas espaciales o pondría en peligro a los astronautas. Pero, ¿cuánta radiación nos llega realmente? Los estudiantes de la Universidad de Keele han desarrollado un dispositivo de medición que tiene como objetivo determinar esto.
El prototipo ya ha sido enviado a la atmósfera.
Primero construyeron un prototipo en su laboratorio de Kiel, llamado Chaos Junior. Desde Kiel enviaron el aparato a la estratosfera, a una altitud de 40 kilómetros. A continuación, el prototipo aterrizó cerca de Neubrandenburg, en Mecklemburgo-Pomerania Occidental.
“Teníamos algunos sensores en nuestro experimento y pudimos recopilar datos sobre la temperatura y la presión del aire”, dice Ava Buhle, líder del equipo del proyecto. “También medimos la energía de las partículas que atravesaron el experimento, pero nos dimos cuenta de que en el rango de alta energía no podíamos distinguir entre electrones y protones”, una condición importante para la medición, según Bohle.
El nuevo medidor necesita más tecnología
Entonces los estudiantes necesitaban más datos. Aplicaron su prototipo al proyecto europeo de física Rexus/Bexus y formaron uno de los nueve equipos. Modificaron su proyecto. Ahora tiene más sensores y más tecnología, todo ello con el apoyo financiero del Centro Aeroespacial Alemán.
Aerogel proporciona comodidad
El nuevo componente crítico está ubicado en la nueva sala limpia de muestras, un área cerrada. Es lo que se llama aerogel. Se compone de 99 por ciento de aire. Esto permite a los investigadores distinguir los electrones de los protones. “Si una partícula cargada se mueve ahora a través de este aerogel, generará luz azul porque será más rápida que la velocidad de la luz en este medio”, explica el líder del equipo, Hans Ebeling. “Estamos aprovechando este efecto”, continuó Ebeling. “Los electrones ligeros son mucho más rápidos que los protones pesados”.
La velocidad de la luz en el vacío es la velocidad más rápida que conocemos. En otros medios la velocidad se reduce.
De Suecia a la atmósfera
Ahora su proyecto está de camino a Suecia, donde será enviado a la estratosfera la próxima semana. Los estudiantes esperan empezar bien la próxima semana y que su aparato de medición vuele durante mucho tiempo. Entonces podrán recopilar una gran cantidad de datos y arrojar más luz sobre la oscuridad de los rayos cósmicos galácticos.
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