Emboscaron a la víctima frente a una discoteca en un balneario y lo mataron a golpes, ahora se ha dado a conocer el veredicto: uno de los culpables se desmayó.
AFP/Juan Mabromata
Cinco jugadores argentinos de rugby, de 21 y 23 años, han sido condenados a cadena perpetua por matar a un joven de 18 años. Un tribunal de Dolores los declaró culpables el lunes de matar a golpes al hijo de inmigrantes paraguayos hace dos años después de una discusión afuera de un club. Otros tres condenados fueron condenados a 15 años de prisión. El caso desató protestas y acalorados debates sobre el racismo y el clasismo en Argentina.
Ocho miembros de un equipo de rugby amateur chocaron con el estudiante de derecho de 18 años Fernando Pes Sosa y sus amigos durante una noche disco en enero de 2020 en el balneario de Villa Gesell en la costa atlántica de Argentina. Fueron expulsados del club por su comportamiento agresivo.
Después del crimen, los pandilleros fueron a almorzar a McDonalds.
Luego emboscaron a Fernando Báez Sosa, lo aislaron de sus amigos y lo golpearon y patearon hasta que murió a causa de las heridas. Los testigos escucharon a los jugadores de rugby abusando racialmente de Peace Sosa durante el ataque. Después de la ofensa, los jugadores de rugby fueron a almorzar a McDonald’s.
El rugby es un deporte marginal en Argentina, jugado y visto principalmente por personas blancas y ricas.
Maximo Thomsen desmayándos es lo mejor que veremos hoy.#fernandobaezsosa #Maximothomsen pic.twitter.com/Nv74biS17U
— 🅹🆄🅰🅽🅺🅰 🆂Á🅽🅲🅷🅴🆉 (@jktico) 6 de febrero de 2023
Los padres de Páez Sosa, que son paraguayos y trabajan como albañiles y enfermeros geriátricos en Argentina, asistieron a la lectura de la sentencia en la ciudad de Dolores, al sur de Buenos Aires, que fue transmitida en vivo por televisión y YouTube. La madre del occiso, Graciela Sosa, dijo antes de conocerse el veredicto que la cadena perpetua era un castigo justo para los culpables.
Los convictos, que han estado bajo custodia desde 2020, expresaron remordimiento ante el tribunal y protestaron diciendo que no tenían intención de matar. El acusado Máximo Thompson, que se cree era el líder del grupo, se desmayó después de escuchar el veredicto.
El abogado de la familia de Páez Sosa, Fernando Furlando, ha anunciado que apelará, con la intención de condenar a cadena perpetua a los otros tres acusados.
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