Buenos Aires. El Ministerio de Salud de Argentina dice que el número de casos de dengue en el país este año ha superado los 130.000. Esto corresponde a una media de 281 infecciones por cada 100.000 personas.
Es de destacar que el 94 por ciento de los casos fueron descritos como enfermedades domésticas, aunque los datos del ministerio mostraron una disminución gradual en el número de infecciones desde la semana 17 del calendario. Esto significa que ocurrieron en áreas que antes se pensaba que no estaban afectadas o que estaban ligeramente afectadas.
La fiebre del dengue amenaza a la mitad de la población mundial y se presenta en climas tropicales y subtropicales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de un fuerte aumento en la incidencia del dengue. Según estimaciones recientes, cada año se producen 400 millones de infecciones, la mitad de ellas sólo en América Latina. En Brasil, México, Perú, Argentina y Bolivia, el número de víctimas es mayor que antes.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en América Latina se han registrado más de tres millones de nuevos contagios en lo que va de 2023, superando las cifras de 2019, el mayor caso registrado en la región hasta la fecha con 3,1 millones. Casos que incluyen 28.203 graves y 1.823 muertes.
Con motivo del Día Internacional del Dengue, el 26 de agosto, el Dr. Daniel Camprubí, investigador y experto en salud internacional, dijo que el cambio climático está permitiendo que los mosquitos que transmiten el dengue se propaguen a regiones que antes eran más templadas. Esto conduce a la enfermedad de áreas de penetración del clima tropical previamente no caracterizadas. Recientemente ha provocado una propagación desde el sur de Florida hasta el norte de Argentina.
El experto señaló que la propagación a nuevas zonas plantea dificultades especiales para combatirla. El sistema de salud está menos preparado para diagnosticar la enfermedad porque la población no está vacunada y los médicos rara vez están capacitados en la enfermedad. La enfermedad suele ser asintomática.
Evitar las fuentes de agua abiertas juega un papel importante en la prevención del dengue. El agua estancada en tanques de recolección, desagües de techos, abrevaderos para ganado u otros recipientes que retienen agua de lluvia o de un sistema de riego son fuentes de transmisión de mosquitos portadores del virus. De hecho, los asentamientos urbanos y periurbanos se ven más afectados que las zonas rurales abiertas.
Para proteger a la población, los funcionarios recomiendan cubrirse la piel y utilizar mosquiteras en las viviendas.
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