El banco central no puede continuar la producción de billetes. Ahora tiene que imprimir partituras en el extranjero. La horrible inflación conduce a más y más problemas en el país.
Si necesitas hacer una gran compra en Argentina, comprar un auto o pagar tu renta, necesitas bolsas de viaje o mochilas para llevar billetes. Gracias a una inflación anual del 104,3 por ciento y al billete de 1.000 pesos como el billete de mayor denominación. 1.000 pesos valen apenas dos dólares en el mercado negro, o 4,4 dólares al tipo de cambio oficial. Esta semana, el peso perdió temporalmente otro once por ciento de su valor.
Los banqueros centrales ahora también están imprimiendo pesos argentinos en el extranjero, ya que el banco central de Argentina, BCRA, no sigue la reimpresión mensual de nuevos billetes y se niega a emitir billetes de banco de alta denominación. Se comprarán billetes de 250 millones de rupias antes de las elecciones presidenciales de octubre en Francia y Malta. Además, el BCRA tiene dinero nuevo por vía marítima y aérea desde Brasil, España y China. Argentina ha firmado contratos de importación de billetes por valor de 700 millones de rupias, según estimaciones de Bloomberg Business.
“Es una cumbre”, protestó el diputado opositor y economista Martín Detas. Comprar billetes en el extranjero empeora el problema. “Un dólar de recursos escasos se utiliza para imprimir algo que se deprecia todos los días”.
Las bóvedas de los bancos están desbordadas
Pero todavía hay un problema: los bancos hace tiempo que alcanzaron sus límites de capacidad con sus bóvedas. Se han construido rápidamente nuevas megacajas fuertes y se han mejorado las salas para el almacenamiento de emergencia de billetes. Además, los billetes viejos y los de 20 y 50 pesos deberán ser retirados de circulación, sobre todo porque no serán aceptados en el transporte público local.
Desde hace semanas se ven personas paseando por las ciudades argentinas con tanto equipaje que son cada vez más vulnerables a los robos. Recientemente, ladrones emboscaron a un hombre en el centro de Buenos Aires que llevaba siete millones de pesos argentinos (33.000 dólares al tipo de cambio oficial de la época) en una mochila. Para evitar tales incidentes de robo, las transacciones se realizan cada vez más en dólares.
Otro problema es que los cajeros automáticos no pueden seguir el ritmo de la inflación porque no pueden almacenar suficientes billetes para satisfacer la demanda. Las máquinas son capaces de acuñar billetes de 8000 rupias. Si solo se llenaran con mil billetes, serían ocho millones de pesos (alrededor de $16,000). Sin embargo, como se mezclan billetes de 500 y 100, la capacidad se agota rápidamente. Por eso, los argentinos ahora peregrinan de cajero en cajero en busca de efectivo.
La inflación rompe todos los récords
Cerca de 10 millones de billetes estaban en circulación en marzo, un tercio de los cuales eran billetes de 1.000 pesos. Por eso, los partidos de oposición, junto con los bancos, exigen que el gobierno libere finalmente los billetes de 2.000 pesos que viene anunciando desde hace tiempo. Adicionalmente, se pusieron en circulación denominaciones mayores de 5.000 y 10.000 pesos. Integrantes de la coalición opositora “Juntos por el Cambio” acusan al presidente Alberto Fernández de distribuir billetes de gran valor por motivos políticos. Porque la emisión de estos proyectos de ley es medio año antes de las elecciones para admitir la derrota en la lucha contra la inflación.
Aunque los argentinos estamos acostumbrados a las crisis, la inflación actual está rompiendo casi todos los récords. En el futuro, es más probable que los economistas predigan la inflación. En el otrora rico país sudamericano, un tercio de la población vive ahora por debajo del umbral de la pobreza. El crimen está aumentando rápidamente. El gobierno acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un plan de pago de $300 mil millones. Pero no hay suficiente dinero para eso.
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