METROEl carnicero Marcelo Capobianco corta algunos trozos de hueso, los mete en un saco y se los entrega a un padre mendigo en la puerta de su pequeña carnicería en el suburbio de clase media de Vicente López, al norte de Buenos Aires. “Ya nadie puede recibir asistencia social”, dice Capobianco, refiriéndose a la crisis y la inflación de más del 120 por ciento en los últimos doce meses, que han erosionado el poder adquisitivo de Argentina. El Maestro Carnicero lo siente en carne propia. Las ventas siguen cayendo. Los clientes de Capobianco compran menos y más barato. Es difícil, dice el carnicero. Al carecer de oportunidades en Argentina, sus dos hijos ahora se mudan a Italia.
Capobianco todavía tiene esperanzas. Lo ve en el candidato presidencial libertario Javier Millay, que quiere debilitar al enojado establishment argentino. Pero eso no es todo, Miley promete al banco central de Argentina y el fin de la moneda nacional, el peso. A mediados de agosto, los argentinos obtuvieron la mayoría de los votos para Mili en las primarias obligatorias utilizadas para elegir candidatos de la coalición interna. Desde entonces, el extravagante economista ha estado liderando todas las encuestas para las elecciones del 22 de octubre. “Creo que los argentinos están empezando a pensar”, analiza Capobianco. ¿Por qué dar voz a quienes nos llevaron hasta este punto?
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