Dos campeones y referentes de sus equipos tuvieron un inicio de año para el olvido en el Súper TC2000. Agustín Canapino (Chevrolet), rey en 2016 y Matías Rossi (Toyota), coronado en 2006, 2007, 2011 y 2013, se fueron de Buenos Aires con las manos vacías.
Canapino hizo una gran largada con partida detenida y al llegar a la segunda curva superó a Facundo Ardusso (Renault). Lideró la final hasta que en la vuelta 18ª se le rompió una junta de la tapa de válvula. “Tengo una amargura inmensa”, se lamentó el Titán, quien en 2017 ya sufrió varios percances con los impulsores, que ahora se sortean en cada fecha.
“Es muy frustrante perder una carrera y buenos puntos cuando la responsabilidad no es del piloto ni del equipo”, le dijo a CORSA Luciano Monti, responsable del Equipo YPF Chevrolet. “Hablamos con la categoría y nos dijeron que mejoraron los services y trajeron más repuestos. Lo que pasa es que ahora también atienden el mantenimiento de los motores de la Fórmula 2.0. Ojalá no haya más problemas con este tema”, agregó el técnico.
Mientras que lo de Rossi fue peor: ni siquiera pudo completar un giro al haber roto un palier ni bien se largó la carrera. Apenas hizo unos metros y abandonó tras la primera curva.
Ulises Armellini y su gente ya cuenta con el impulsor francés probado a principios de mes y que llegó a la Argentina hace menos de una semana. En 15 días sería su primer ensayo en pista.
Los hermanos Mallo y Juan Ángel Rosso serán tres de los ¿cuatro? hombres que defenderán a la marca japonesa en su regreso al Súper TC2000.
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