Frontal, polémico, discutido. Así se puede definir a Oscar Raúl Aventin, el presidente de la Asociación Corredores Turismo Carretera. La manera de expresarse, sus miradas y hasta sus silencios son propios de un caudillo, de esos que marcan una época. Tal es así que sus defensores -y hasta sus detractores- afirman que es difícil que haya alguien capaz de ocupar su lugar.
Nadie duda que hoy la ACTC gira en torno a sus decisiones, que rara vez encuentran resistencia en el resto de los miembros de la Comisión Directiva. Una actitud que siempre lo pone al Puma (un apodo que ostenta desde su época de piloto) como responsable de los aciertos, pero también de los errores.
No le gustan las críticas, que generalmente toma como ataques personales y que tienen segundas intenciones. Por eso a veces no dialoga, sino que tira frases que tienen el propósito de amedrentar y aleccionar al interlocutor de turno. A veces lo consigue, pero otras veces no.
Así es Oscar Raúl Aventin y esa receta le permitió dirigir la categoría más importante del país por una docena de años. En ese ciclo, que según sus propias palabras podría terminar muy pronto, tomó muchas decisiones importantes. El tiempo juzgará si fueron buenas o malas para la entidad que afirma amar tanto y a la que le dedicó gran parte de su vida.
El automovilismo nacional terminó otro año difícil. Los egos, los intereses económicos y la grieta que existe entre las principales categorías atentan contra la actividad.
Renault debería focalizar el apoyo sobre el santafesino si quiere cortar la sequía de 24 años sin un piloto campeón.
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